(664) 634.03.86 [email protected]

Pasando los dos jueves del mes de octubre, mes diez del año, uno en día primero, y el otro en día 8, en el primer jueves hubo una luna llena un día antes y en el otro jueves hubo una luna llena en ese día.

Tal pareciera que los dos días son lo mismo, son jueves, nos dieron o nos dejaron una luna llena.

Pero, aunque son el mismo día realmente existieron dos jueves diferentes, me hicieron recordar un momento de mi vida, donde estuve en mi quinto año de primaria y mi maestro, quien por cierto falleció recientemente, nos dijo en clase:

¿Saben cuál es mi número favorito?

El 11

¿Por qué?

Porque uno es mi conciencia y otro es mi ego.

¡¡¡A esa edad no entendí nada!!!

Al pasar de estos dos jueves me doy cuenta de que cada uno de ellos tiene características peculiares diferentes, y aunque la luna llena de esos dos jueves es casi idéntica, los dos son un día, pero cada uno es una vida diferente, tal es el caso del número 11.

Aquella definición de la conciencia y el ego es una descripción tan certera, que, si pudiéramos poner el 11, en un pizarrón en nuestras mentes y le dieras vida a cada uno de esos unos, el primer uno dijera:

Yo voy enfrente, que yo soy el ego, lo mejor de lo mejor, algo que nadie supera, yo soy único y voy siempre en primer lugar, del cual no necesito nada y de nadie, así que vete atrás que la vida me corresponde a mí, y deja que mi egoísmo inunda la primera parte de esta historia.

Inmediatamente el segundo uno dijera:

Yo me podré poner atrás, no hay ningún problema, al cabo que para muchos no soy tan importante, por lo menos cuando la mentira, la suposición, las apariencias, lo material invaden la vida, ya al caer y tocar realidad entonces si, voy en primer lugar. Estoy acostumbrado en que la inmadurez me mande atrás y que las apariencias me escondan, pero al final si voy enfrente o atrás, siempre seré yo, esa conexión al más allá de una apariencia o una simulación, soy la conexión a lo real, a quien realmente soy:

El uno que puede estar atrás, pero que realmente es el primer uno.

¿Qué curioso no?

La vida nos pone los consejos mas profundos enfrente de nosotros, y tenemos que hacer lo contrario, para regresar al inicio y ver que desde un principio fuimos ciegos por el ego, sordos por el ego e inmaduros por no hacerle caso al que siempre debe ser el uno en nuestras vidas; la conciencia.

No me queda más que escribir que, aunque la luna de dos noches sea idéntica, cada día que pasó para que salga, fueron dos vidas diferentes y si de lejos se ve igual, no debemos hacer conjeturas ni decisiones, que debemos estar para ser, y tomar conciencia de qué y quién ser.

 

Aunque juntos en un 11, cada 1 es diferente.